jueves, 20 de mayo de 2010

10 discos que me han hecho como soy (Parte 2 de 2)


SR.CHINARRO Nosequé-nosecuantos (1998)
Todo el mundo aclama El porqué de mis peinados (1997) como el mejor disco de la carrera de Antonio Luque, y realmente tienen razón, yo también pienso que este lp es el más conseguido de su carrera en cuanto a sonido, estética y letras, es su salto de calidad, su salto mortal, su salto al vacío, su The Queen is Dead. Justo al año siguiente publicó esta continuación, que daba más de lo mismo: más acordeón, más guitarra acústica, más rítmica ochentera, más toque aflamencado, pero ya sea porque lo escuché antes o vea usted a saber porqué, siempre le he tenido a este álbum un cariño especial, me sé de memoria cada uno de sus segundos y todas y cada una de las canciones me parecen increíbles. Para muestra un botón: Los ídolos no comen... no me canso de escucharla. Ídolo de mi etapa gótica.
FANGORIA Una temporada en el infierno (1999)
Recuerdo como un momento álgido de mi adolescencia esa cinta casera de cassette donde grabé el concierto de Radio 3 que dieron Fangoria para presentar su ultimo disco por aquel entonces. Un disco en plan Behaviour de los Pet Shop Boys: maduro, sensible, retrospectivo y al mismo tiempo bailable. Todavía conservo la cinta, le hice una portada con una foto de Alaska recortada de una de las primeras ediciones de la revista Rolling Stone edición española, en ella aparecía con las manos tapándose la cara, y en los dedos llevaba un puñado de anillos plateados llenos de calaveras... y su pelo naranja. No viví la movida madrileña, no disfruté ni de los Pegamoides ni de Dinarama en su momento, pero este lp de Fangoria supuso para mí todo un reforzamiento emocional e identificativo. Tenia hambre de ídolos por entonces, y ellos suplieron esa necesidad con creces: luego vendrían malos conciertos y discos flojos, y un tirar la toalla bastante doloroso, pero eso es otra historia.
THE MAGNETIC FIELDS 69 Love songs (1999 usa, 2000 eu)
El disco que más he escuchado, machacado y admirado en mi vida. Me identifiqué con él enseguida y aún hoy cada vez que me lo pongo (como una vez al año o así) me siento como en casa. 69 canciones pop podrían parecer así de repente como un tostón, una empresa titánica, algo incluso hasta aburrido de abarcar... pero como os podéis imaginar, para nada en absoluto me parece que oír este mágica cajita pop sea un sacrificio: se puede deglutir del tirón o en pequeñas dosis bien administradas, que el resultado es el mismo: sonrisas, ironía, emoción romántica, homenajes a los géneros, discos y artistas más influyentes del siglo XX, todo ello pasado por la turmix lo-fi de Stephin Merritt, entre Phil Spector, abba y la OMD. Simplemente esencial para mi época de adolescente-en-dormitorio.
ASTRUD Gran fuerza (2001)
Ya os he explicado en este mismo blog lo importante que fue este disco en mi vida, dandome lo que necesitaba en su momento: no sentirme ridículo por pensar y (sentirme) diferente, no seguir a la manada aborregada por ser lo único que uno conoce, seguirla si me apetece, pero sabiendo que siempre hay otras sensibilidades a las que acudir cuando el alma lo requiere. Este lp de tecno pop en castellano, entre los Smiths, los Pet Shop Boys y un sentido del humor único basado en una especie de surrealismo minimalista, me curtía de hits, de canciones que saberse de memoria, de un grupo (Manolo y Genís, que grandes) que jamás fallaba en directo. El concierto en Camelot (2002) presentando el álbum, sigue siendo el concierto de mi vida y uno de los momentos más extasiantes (fuera de una cama) que he vivido: Sudor, gente apretujada, emoción, luces... parte de mi ímpetu adolescente se quedó congelado para siempre en aquella noche mágica.
SPARKS Hello Young Lovers (2006)
Y tirando del hilo se llega, buscando emociones y sonidos similares a los que le estremecieron cuando era uno más jovenzuelo, a artistas que han influido a tus ídolos de siempre. Este es el caso de Ron y Russel Mael, genios de la glam-opera-tecno-rock con más de 30 años de carrera y una veintena de discos a sus espaldas. Manolo y (sobretodo) Genís les siguen y admiran, traspasando a su música ese pulso entre festivo, distante e inteligente. Tras (descargarme) y oírme toda su discografía, llego a su penúltimo CD (el de los conejitos en la portada) y me quedo fascinado: posiblemente estemos ante su mejor trabajo discográfico, sin menospreciar la trilogía londinense que marcó su carrera, o por lo menos el trabajo que más me ha gustado, más me pongo y más me divierte oír una y otra vez. Frialdad rockera, opereta, musicales, surrealismo... llamalos genios. Genios que me han hecho más llevaderos los últimos años de mi vida, sin duda.

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