miércoles, 19 de mayo de 2010

10 discos que me han hecho como soy (Parte 1 de 2)


DAVID BOWIE Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972)

Siempre me imagino como el protagonista de esa peli flojilla pero con momentos que le encanta a mi colega David (C.R.A.Z.Y) o como un Billie Elliot espabiladillo en su cuarto cuando suena una canción tan alucinante como Moonage Day Dream: delante del espejo, sin camiseta, haciendo posturitas, sientiéndose uno libre en la intimidad enclaustrada de su habitación, siendo una estrella del rock sin ser nadie, siendo un adolescente normal que se quiere sentir especial. Bowie aquí con su androgínia, sus ojos de dos colores y sus estrafalarias ropas nos invitaba a soñar, a abandonar el cuerpo y a viajar a una galaxia donde lo raro es bonito y viceversa. Todo esto y más es este disco que le sirve a uno para sentirse único y diferente, como venido del espacio exterior.

THE SMITHS The Queen is Dead (1986)

El disco que cualquier fan de Salinger debe de tener en su habitación para momentos de adolescente incomprendido tan marca de la casa para gente como yo, que ni nos sentimos especiales ni nos sentimos vulgares. Morrissey supo captar en este disco la sensibilidad, la emoción, la literatura y la fuerza del pop sin ser obvio, tópico ni mirar al pasado musical. De la fuerza rockera de The Queen is Dead (la canción) al sarcasmo arty de Some girls are bigger than others. Mirándose el ombligo, mirándose a si mismo, que ya es bastante. El mejor disco de la historia del pop británico, el mejor disco de los extraños años 80, posiblemente uno de los mejores discos que vas a oír en tu vida. Eternidad y una luz que jamás se apagará aunque mil años pasen.

NEW ORDER Substance (1987)

Este disco es en realidad un recopilatorio de la primera etapa de la banda que fue anteriormente Joy Division. Las primeras canciones son de 1981 y las ultimas de 1987. Los recopilatorios de hits no suelen captar un momento fundamental de una banda como si lo suele hacer un lp concreto, que sirve como una polaroid de como se encontraba animicamente el artista en cuestión, pero en este caso si que podríamos decir que esta cajita blanca de cuatro vinilos o dos cds capta la esencia de uno de los mejores grupos de pop de la historia: más siniestros al principio, Discomusic al final pero con ese puntito triste y bailable que te hace soñar en el coche, en tu cuarto... en cualquier lado...

BJÖRK Debut (1993)

Este disco nos aportó un ídolo en los difíciles para estos menesteres años 90, con tanto genio de cartón y revisionista disfrazado (¿Quién se acuerda de Beck?). La islandesa más famosa del mundo se presentaba aquí con un currículum con pedigrí solo apto para gourmets (Sugarcubes) y unos sonidos groove con toque world music todo muy accesible y raro al mismo tiempo: entre la musica tradicional islandesa, los standards de jazz, el trip hop tan en boga en aquellos años y el techno-trance más machacón. Y todo por supuesto, envuelto en esa voz sulfurosa, entre erótica y añiñada que hizo reinar a la Gudsmundottir una década enterita y más allá... Hay quedan joyitas atemporales como Venus as a boy o One Day que lo atestiguan.

FAMILY Un soplo en el corazón (1993)

Llegué tarde a su música, a finales de los 90/ principio de los 2000, pero da igual. Da igual porque Family jamás fueron famosos ni de culto, ni lo fueron en su momento ni lo son ahora. Apenas son un secreto a voces conocido por unos pocos. Y mejor que siga así... queda más romántico que alguien te recomiende un lp simplemente porque le encanta y lo quiere compartir contigo para trasmitirte que sintió la primera vez que lo escucho, que no te lo descargues casi por obligación ante la típica imposición tan de estos tiempos que vivimos de Discos que debes de oír antes de morir. Este disco te llegará o no, lo sentirás o no, pero has de sentirlo intimo y personal: que cada verso, que cada frase, que cada melodía te estremezca como lo hace cada vez que yo me lo pongo. Y me lo pongo poco, como una vez al año, no porque lo tenga aburrido, ni por que le tenga miedo, simplemente hago eso porque escucharlo es para mí como un ritual.

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