En la casa de la cultura de Santa Pola no hay demasidos cómics. Solo disponen de un mueble que coje bastante polvo con un puñado de Asterix, Tintines y Capitanes Truenos. No tienen mucho manga: Apenas la colección incompleta de Akira y algo del Capitán Tsubasa. Yo no soy ni coleccionista ni un gran entendido en manga. Miro con curiosidad a los chavalines y a las chavalinas de 15 ó 16 años que ojean y leen tomitos de Naruto en el Ateneo. Me hipnotiza su belleza de pelos de colorines y sus ropas anchas al mismo tiempo que estilosas. Adoro esa adolescencia que irradian y que yo tengo cada vez más y más lejos. Cual es mi sorpresa cuando descubro que en la biblioteca disponen de un ejemplar de La sonrisa del Vampiro de Suehiro Maruo, manga de culto de principios de la década pasada que se publicó en España hace unos años vía Glenat y que ahora se extiende con su segunda parte recién estrenada. Lo que aquí se nos ofrece no es otra cosa que vampirismo post-nuclear entre adolescentes que no saben distinguir entre deseo sexual, violencia y muerte. Un dibujo detallista, realista y al mismo tiempo misterioso, un uso parco en diálogos, dándole más cancha a las viñetas mudas con imágenes sujestivas... la belleza subyugante del horror más ancestral... todo un festín de colmillos afilados que os recomiendo sin crucifijo en la mano ni nada... me lo leí de un tirón en apenas tres cuartos de hora, bueno, más bien creo que lo devoré...
miércoles, 17 de marzo de 2010
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