Esta semana me he adentrado en uno de los pocos mundos musicales que desconozco casi por completo y de los que apenas tengo ni un triste CD y he oído más bien poco. Me refiero por supuesto a la música clásica, a Bach y a sus conciertos de Brandenburgo (son 6 piezas), que me han acompañado esta semana en duchas y noches de insomnio, alcanzándome el alma con su belleza lírica, que va al grano y no se pierde en rellenos descriptivos (algo fundamental para neófitos como yo). Un nuevo campo de exploración éste el de la música antigua, no exento de minas, que estoy gozando al pisar por primera vez. Y ahí está Schubert con su melodramática melancolía pianística diciéndome con el dedito: ven, ven, ven...
viernes, 12 de febrero de 2010
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