viernes, 28 de mayo de 2010

Mi visión sobre el final de Lost

La noche del pasado domingo al pasado lunes terminó Lost. Eso lo sabéis todos. También sabéis que la palabra más usada sobre el mismo durante estos días ha sido DECEPCIÓN. Un gran silencio de incredulidad dejo mudo al mundo entero durante el par de minutos que duraron las tres escenas finales de la serie: El diálogo entre Jack y su padre tras comprobar en la Iglesia que su ataúd estaba vacio, la reunión a cámara lenta de todos los personajes principales de la serie en la capilla y el momento final del doctor Shepard tumbándose en el lugar exacto donde empezó todo: en el campo de bambú, junto al perro de Walt, comprobando como sus compañeros conseguían huir de la isla misteriosa surcando el cielo con un avión. Y fin. Así termina la serie que ha tenido en vilo durante seis años a todas las hordas de adictos a las ciencia ficción, la fantasía, los juegos de rol, los chats, los cómics y las series americanas de este loco planeta en el que vivimos... ricos y pobres, más intelectuales o menos, todos, todos, todos, sintieron esa sensación de DECEPCIÓN que nos ha dejado (ahora me incluyo) con este amargo sabor a desasosiego. Por eso he tardado tanto en escribir estas líneas, en dar mi opinión. Necesitaba reposar mis sentimientos y sensaciones tras ver la Finale. Por el ritmo al que estaba transcurriendo la (a todas luces flojísima) sexta y ultima temporada de la serie, todo parecía indicar que en los 100 últimos minutos de la saga (lo que duraban los 6x17 y 6x18) iba a ser más que imposible que se desvelaran la multitud de misterios y porqués de la serie. Hubiera hecho falta otra temporada de 18 capítulos para atar todos los cabos sueltos. Yo al menos me hubiera conformado con una explicación sci-fi seudo científica en plan cartón piedra de que todo se debía al electromágnetismo y a los agujeros de gusano. Pero esta serie nos ha dado tanto: nos ha hecho soñar, reír, llorar, teorizar, discutir... nos hemos hecho tan forofos de ella como si de un equipo de fútbol se tratara... iría más lejos, defenderíamos la serie incluso mejor que protegeriamos a un hijo. Pero una cosa no quita a la otra y todos debemos de entender que aparezca la palabra DECEPCIÓN por tercera vez en este artículo. Esta muy bien decir eso de que lo importante eran los personajes (Excusa que ya traían preparadita de casa los productores que ya se veían venir la polémica antes de la emisión del capítulo y que soltaron a las primeras de cambio ante las rapidas y lógicas reacciones en la red), pero todos los fans de la serie debemos de reconocer que ansiabamos respuestas, que es lo mínimo que uno espera ante una novela de aventuras, una peli de misterio o un acertijo. Podemos teorizar que han dejado la serie sin respuestas (a riesgo de cagarla) para que el debate y las teorías sobre ella sigan durante semanas, meses, años y multitud de convenciones (que ocurrirá, por supuesto), pero también es inevitable el tufillo a improvisación que tiene todo esto... los gazapos e incoherencias (o agujeros negros de guión, si lo prefieren) han sido constantes en esta ultima (y crucial) temporada y todo parece indicar que el desaguisado ha sido más bien por verse en un callejón sin salida ante la falta de ideas a la hora de resolver el entuerto que un plan maestro para eternizar el fanatismo a la saga durante décadas y décadas. Hablemos de los dos episodios finales en cuestión (que no fueron malos, pero si quizás incompletos): acción a raudales, idas y venidas de una isla a otra, todo más bien con aire de atropello y prisas ante un imaginario cronómetro que pendía sobre las cabezas de los personajes marcando la fatal cuenta atrás...Lo peor: una pelea final entre Jack y el humo negro demasiado corta (anticlimático total el disparo de Katie, como ese amigo que aparece cuando nadie se le espera y corta el buen rollo que había en la reunión) y ese final espiritual y descolocante que nos tanga lo de la realidad alternativa de Que hubiera pasado sí la bomba hubiera explotado en la isla y que nos tenía a todos encantados. Lo mejor: imaginarse a esa improvisada pareja de conveniencia en plan el gordo y el flaco (Hugo y Ben) que se han quedado salvaguardando la isla tomando decisiones drásticas ante la aparición de los malos de turno que seguro llegarán (inspirandose en Star Wars, por supuesto). Eso es lo mejor que nos deja Lost tras 121 capítulos: todo lo que fue y todo lo que será... todo lo que fue con sus altibajos (que floja fue la tercera temporada, por ejemplo) y sus momentos memorables (mis temporadas favoritas: la primera, la segunda y la cuarta) que han cambiado la forma de como veremos la televisión y las series a partir de ahora, y todo lo que será: explicaciones en extras de dvds recibidas como el santo grial, merchandising para aburrir, debates entre fans... y lo mejor de todo: esas interminables noches en vela que están aún por venir, teorizando y atando cabos acostaditos en nuestras respectivas camas tras repasar por enésima vez esa capítulo de nuestra serie favorita que nos quita el sueño... El ojo de Jack se cerró al final de la serie, pero nos han dejado a todos con los ojos bien abiertos (decepcionados, pero abiertos) ante lo que está todavia por venir... la eternidad de una serie única. HASTA SIEMPRE LOST.

No hay comentarios:

Publicar un comentario