martes, 2 de febrero de 2010

La oscuridad del Central Park y la eternidad


La muerte de J.D. Salinger la semana pasada nos tentó a más de uno a darle rienda suelta a nuestro espíritu cotilla echando mano de la Wikipedia más cercana para enterarnos de los entresijos vitales de uno de los escritores más enigmáticos de la historia de la literatura. Pero como estoy intentando madurar día a día y ser mejor persona dentro de mis posibilidades, pude ganarle la partida a mi instinto fisgón y no entré a escarbar en las miserias y/o grandezas personales de alguien que solo quiso trascender por sus libros. No me importa si tuvo una infancia complicada o si fue de familia adinerada, no me importa si fue un humanista o un misógino, no me importa si fue un mujeriego o por el contrario era homosexual. Lo que más me importa de este hombre es que escribió la historia que más me ha gustado leer en mi vida. Lo que me importa es esa gorra roja, ese Central Park totalmente a oscuras, ese salón de fiestas, esa puta, esa pistola, ese guardián de los niños entre el centeno, eso es lo que más me importa de J.D. Salinger. Este escritor sería un claro ejemplo de como llegar a la eternidad por el camino más corto, haciendo que los demás se identifiquen contigo. Descanse en paz.

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