lunes, 7 de diciembre de 2009

Bramidos de elefante y naves espaciales


ORNETTE COLEMAN "Science Fiction" (Columbia, 1971)

No se hace difícil imaginar al saxofonista Ornette Coleman leyendo alucinado novelas de Ciencia Ficción de gente como Philip K. Dick, teletransportandose a galaxias lejanas..., siempre fue un moderno antes de los modernos ... y menos oyendo esta locura cósmica futurista ante la que nos encontramos. Este es un álbum conceptual envuelto en uno de los mejores sonidos de grabación de la historia y con una moraleja final bastante alentadora: El ser humano es tan maravilloso que saldrá a delante en cualquier época.El lp se abre con "what reason could I give", himno desestructurado de una patria imaginaria cantado por la sensualísima voz India de Asha Puthli. Con el segundo corte, "Civilization day" comienza la locura padre: cuarteto free sin piano y la siempre singular trompeta de bolsillo de Don Cherry. Después vendrá "Street Woman", corte con la misma formación pero algo más melódico, cool y nocturno, destaca aquí el potente contrabajo de Charlie Haden que se marca un escueto pero intenso solo a mitad de tema. Pero lo que realmente buscaba Coleman con este disco llega al final de la cara A con el fragmento titular: Recitado del poeta David Henderson como si estuviera en una cuenta atrás para un despegue, casi rap antes del rap, ecos de bebé llorando y de fondo un sexteto al limite de lo posible, a todo trapo, con efectos que parecen un reactor lleno de ecos flotantes... el momento más arriesgado y valiente de un trabajo lleno de funky y espiritualidad.Ya en la cara B nos sorprendemos con "Rock the clock", donde aparece un autista riff de guitarra a lo Jimmy Hendrix que supone el primer acercamiento de Ornette a la electricidad, que tan buenos resultados le darían en los 70, todo ello sazonado por una marea sónica, violines chirriantes y coña marinera en el título, ya saben, más duro que el rock and roll. En "All my life" reaparece Asha Puthli, esta vez entre percusiones de seda en una tierna balada blues. Impresionante: presente y futuro de la mano. "Law years" y "The jungle is a skyscraper" marcan el final con un Charlie Haden desatado y un Ed Blackwell a la bateria, algo más "normales" (perdón) en el primero y todo lo bestias que os podaís imaginar en el segundo. Bramidos de elefante y naves espaciales en una misma frase. Para retar la ley de la gravedad.

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