lunes, 30 de noviembre de 2009

La luna y las mangueras


VENENO "Veneno" (CBS, 1977)

La leyenda de "Veneno" se ha amplificado demasiado y puede jugar en su contra. Este es el típico disco maldito y seminal más leído que oído. Tengo un colega que tras años ansiando su escucha me espetó algo así como "pues no es para tanto". Es para tanto y no. No es para tanto porque es un disco escaso en minutaje (36 minutos) y cortes (apenas 7). No esperéis sensibilidad romántica, emociones a flor de piel y preciosismo en los arreglos. Aquí estamos hablando de otra cosa: Tierno y simpático canallismo barrio bajero, humor del sur, poesía del lumpen social. Y sí, sí es para tanto porque está entre los 4 ó 5 discos más importantes de la historia de nuestro país. Por transgresor, por abrir puertas aún poco transitadas, por unir razas y sensibilidades no tan lejanas como podrían parecer a priori, por cargarse de una puta vez al tan odioso rock sinfónico andaluz. Ni un solo cargante teclado progresivo, con dos cojones. Por todo eso y mucho más, como suelo decir, este cd debería de regalarse a los niños en las escuelas para que sean mejores personas el día de mañana, al menos más libres.Pero ahora toca resumir el mito: 1977, José Manuel Flores, letrista de Lole y Manuel hizo las presentaciones de rigor entre Jose María Lopez Sanfeliu (Kiko Veneno) y los hermanos Amador. El uno, payo hippie-rumbero de origen catalán, bastante cultivado y que había recorrido los USA en plan "On the road", obsesionado con Bob Dylan y Frank Zappa, y los otros, unos talentosos guitarristas, de legendaria estirpe gitana, salidos de ese agujero llamado Polígono Sur. Flamenco y Blues. Caótica y colocada fue la grabación de su único trabajo en el madrileño estudio Audio film. No nos olvidemos de Ricardo Pachón, productor amateur, empeñado en dar a conocer esta locura grabada del tirón, en directo y durante una semana. Sin él no habría sido posible y es de justicia recalcarlo. Bajones de heroína, algún que otro vomito y una sandía reventada por los suelos. Llamalo Punk."Los animales", guitarra flamenca vs. batería en un surrealista y críptico tema con una extraña calma tensa como atmósfera, inspirada en el filósofo escocés teórico de la antipsiquiatria Ronald D. Laing, un estudioso de la esquizofrenia. "La muchachita/canción antinacionalista Zamorana" empieza como erotismo con olor a pescaíto frito, ritmo vacilón, y sal en las orejas y termina como un alegato político-humanista que no por rojo-republicano queda trasnochado. "Indiopole" sirve para cerrar la cara A del lp y es un instrumental en plan bulería rock de lo más cool que marcaría más adelante a "La leyenda del tiempo" de Camarón (1979) y a toda la producción de los sobrevalorados y ya naftalinosos Triana.El gran momento del álbum llega con "Los Delicuentes", fusionando de un modo natural la charanga carnavalesca gaditana y los pasacalles jazzies de New Orleans. Aquí se concentra todo lo que pretendían transmitir el trio calavera del nuevo flamenco: relatos de los bajos fondos pero con un cachondeo y un swing que no te lo quita ni el más "pintao"..."me junto con toda clase de delincuentes, algunos comen en frío y otros en caliente". "Aparta el corazón de las mangueras" es canturreo automático dylaniano. 7 minutos lunáticos, nocturnos y envolventes. "San Jose de Arimatea" es una rumbita que parece intranscendente pero que huele a Semana Santa, a absurdez bíblica, a infancia y acentos perdidos... por supuesto, la gente que me conoce puede llegar a entender que esta sea la canción con la que más me identifique del disco. Y para terminar: "No pido mucho", adaptación (desestructurante) al castellano de ese precioso poema en catalán de Miquel Martí i Pol llamado "No demano gran cosa". Filosofía de vida bohemia transcrita en versos como: "No pido mucho, poder hablar sin cambiar mi voz, caminar sin muletas, hacer el amor sin que haya que pedir permiso, escribir en un papel sin rayas, o bien sí parece demasiado..."Huelga decir que "Veneno" fue un estrepitoso fracaso. Demasiado sucios y bestias para sonar en las radios de entonces, la compañía avergonazada por el sonido "defectuoso", portada pro-hachís retocada a ultima hora, gira-juerga con todos los excesos imaginables...La aventura duró lo que tenía que durar. Y nos dejó este soplo de aire fresco inmarchitable por los siglos de los siglos. Después llegarían Raimundo y Rafael con los definitorios Pata Negra y Kiko echándose un cantecito tras otro. Pero la magia espontánea y "garrapatera" de este debut es algo que pasa solo en circunstancias tan especiales como las anteriormente contadas en esta crítica...¡ O no!

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